Se recomienda que el chupete se elimine entre el año y medio y
los dos años, y la succión digital entre los tres años y medio y los cuatro
años, para evitar maloclusiones dentales.
Ayude a su hijo a eliminar el chupete. Cuando su hijo tenga 3 años, solo
debe usarlo para dormir. Muchas veces resulta más fácil eliminarlo durante
un cumpleaños o una fiesta, quizá Papá Noël o los Reyes Magos lo necesiten
para otros niños más pequeños a cambio de un juguete.
No obsesionarse: Conviene que los padres sean conscientes de que sus
estímulos son muy importantes: si el niño detecta que hay una
preocupación familiar para que deje el chupete, puede mostrar mayor
resistencia.
Dejarlo gradualmente: Empezar, por ejemplo, a dárselo sólo por la noche
para dormir, en momentos de crisis, o aprovechar una situación de ruptura
con la rutina habitual, un fin de semana en casa de los abuelos, unas
vacaciones... Entonces, le explicaremos que igual que hoy no dormimos en
casa, cosa que es un cambio importante, tampoco lo hacemos con chupete,
que es otro cambio.
Ayúdele a olvidarlo motivándole, argumentando que ya es mayor para usar
chupete. Realice la transición de la manera más agradable posible.
Ponerse de acuerdo con él: Hay que conseguir la colaboración del niño.
Le proponemos dejarlo en un lugar determinado y le pedimos que sólo lo
reclame cuando de verdad lo necesite. Solamente se lo daremos en esos
casos. También podemos pactar en qué situaciones puede usar el chupete y
en cuáles no.
No tomar medidas drásticas: Tirar los chupetes de pronto, poner sobre
ellos sustancias amargas, amenazar o castigar, no sólo no suele funcionar,
sino que es contraproducente. Puede crear un trauma al pequeño y, en ese
momento, necesitará su chupete (su consuelo, su amigo) mucho más que
antes.
Negociar: Podemos probar a negociar con el pequeño una posible fecha de
abandono: su cumple, las próximas vacaciones, la semana que viene... o
intercambiarlo por un regalo que le haga mucha ilusión. Si lo deja debajo de
la almohada, al día siguiente se encontrará con un regalito de parte del
Hada de los Chupetes de los niños mayores...
No impacientarse: Conviene recordar que los niños no son adultos
pequeñitos, sino unas personas que están desarrollando su vida a todos los
niveles, por lo que hay que prestarles atención y bajar a su nivel, esto es,
procurar entender al niño y no viceversa.
Elogios y amor: Cualquiera que sea el método que usemos, hay que
premiarle con besos, abrazos y mimos por sus pequeños o grandes logros.
Así, a medida que pasen los días y use menos y menos el chupete, llegará
el momento en que sólo lo quiera por la noche y, pasado un tiempo, ni eso.
Refuezos positivos: Nunca le obligue a dejar el chupete humillándole.
Recuerde, utilice siempre estos refuerzos positivos.
Si tras conseguir que abandone el chupete, su hijo vuelve a acordarse de él
en los días siguientes y lo pide de nuevo (cosa que probablemente ocurra),
sea firme. Recuérdele que ya no hay chupete, y que él ya ha crecido y no
usa esas cosas.
Cuando el niño se chupe el dedo, trate de distraerlo pero sin mencionar su
inquietud porque lo haga.
Si el niño ya es grande, explíquele lo que el hábito le produce, muéstrele en
un espejo la separación de sus dientes, enséñele el callo en su dedo pulgar,
recurra a su sentido del orgullo y verá que él pone de su parte para
mejorar.
Evite quitarle el dedo de la boca bruscamente, pegarle en la mano, y hacer
comentarios en público que lo avergüencen.
Sugiérale que dibuje una estrellita, o se coloque una tirita en el dedo, para
recordar no chuparse.
De noche el chuparse el dedo suele ser un proceso involuntario, pero hay
que intentar detenerlo. Igualmente, colóquele algo en el dedo (un guante,
una media, una tirita…). Esto hará que el tacto no sea tan agradable.
Escoged entre los dos el método y felicítalo por la idea.
No trate de erradicar el hábito a la fuerza, sino de sustituirlo por un hábito
bueno. Por ejemplo, pueden elegir un “compañero para el descanso”, algún
muñeco o juguete que le haga tener las manos ocupadas.
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